sábado, 11 de enero de 2020

¿Clandestinos?



Las máscaras de Dalí se usaron en el mundo contra el capitalismo


  Pareciera que estamos viendo una película de ficción y de baja factura. En un perfil de Facebook, esa red social en la que muchos coinciden nombrar como un gran solar, a donde algunos les da por gritar hasta vulgaridades, aparecen fotos y vídeos de algunas personas enmascaradas, utilizando nada menos que una de las máscaras de Salvador Dalí, pintor, escultor y escritor español nacido en la ciudad catalana de Figueras el 11 de mayo de 1904 y fallecido el 23 de enero de 1989.
  El uso de estas máscaras se extendió por el mundo justamente en movimientos anticapitalistas, la utilizó Julián Assange, fundador de WikiLeaks, en protesta contra el acoso policial capitalista por sus denuncias, fue también portada por movimiento de hackers Anonymous desde 2008, y ganó aún más popularidad en la serie La casa de papel, transmitida por Netflix (en realidad, producida por la española Antena 3), algo que nada tiene que ver con Cuba, por supuesto.
 Demostrada la incultura de los personajes que se hacen llamar Clandestinos.
Populares en la serie La casa de papel

  Para poner la tapa al pomo, se escudan detrás de la imagen de los actores Luis Alberto García e Isabel Santos, protagónicos del filme homónimo de Fernando Pérez, verdadera historia de amor y resistencia, que refleja la vida de los jóvenes que arriesgaban su vida, de verdad, para defender una causa justa, como fue la lucha en la Isla en la década del 50 del siglo XX contra la dictadura de Fulgencio Batista.
Otra clara muestra que tampoco estos personajes conocen de historia…

 Fallaron el tiro desde el primer acto vandálico, porque escogieron nada más y nada menos que la figura de José Martí, el Héroe Nacional de Cuba, el Apóstol de la Independencia, el Maestro, el fundador del periódico Patria y del Partido Revolucionario Cubano, el hombre que acudió siempre a la unidad de los cubanos en contra del colonialismo, el que tempranamente alertó luchar contra el imperialismo para que “no cayera con sus fuerzas sobre nuestras tierras de América”.
  Fallaron el tiro porque Martí es el más universal de todos los cubanos, y en el mundo se conoce su obra, se respeta su obra, por lo que no existe moral, ni cultura, ni decencia, ni un ápice de ética en quienes atacan la figura del Maestro, aunque sea un busto de yeso, de plástico, de bronce o una valla de papel.
 El pensamiento de Martí trasciende a los cubanos, y su impronta es tan vigente cómo que ahora mismo en cualquier lugar se está hablando de él.
  ¿Clandestinos? Y ya anunciaron las autoridades de este país que están detenidos, y desde afuera, dónde se tejen los hilos de la infamia, y más se paga para cometer esas atrocidades, para confundir dicen que es mentira, que no conocen a los que están presos y confesos; y desde afuera arman el escándalo esas personas que aprueban la obsoleta política del gobierno de Estados Unidos contra la Isla, los mismos que lanzan campañas para que no envíen remesas a las familias, los que aplauden la última perreta del Presidente que ahora le dio por cancelar los vuelos chárter para que los cubanos no puedan venir a su país a encontrarse con sus familiares.
  Se equivocaron al utilizar las máscaras de Dalí, que se conocen en el mundo entero como un símbolo en la lucha contra el capitalismo, hasta en la serie de los ladrones de Netflix, que ya prepara su tercera temporada, se equivocaron al utilizar el símbolo de la película de Fernando Pérez, y se volvieron a equivocar porque de clandestinos no tienen ni el nombre, rápidamente fueron detenidos y la justicia tendrá que actuar para juzgar tal infamia.
La utilizó Julián Assange, fundador de WikiLeaks

  Para los cubanos los clandestinos de la historia son aquellos jóvenes que cayeron peleando en las calles de Santiago de Cuba por ver a su Patria libre de la tiranía de Batista, los hermanos Josué y Frank País que pusieron el pellejo por delante ante las garras de los tiranos, clandestinos fueron los hermanos Saiz, que viraron al revés a la provincia de Pinar del Río,  los hombres y mujeres que infiltraron a las bandas contrarrevolucionarias, qué ¡mire usted!, organizadas y financiadas por una de las más poderosas agencias de inteligencia del mundo trataron de subvertir el orden en Cuba para solicitar “apoyo” de un gobierno extranjero.
 Clandestinos fueron los de la Red Avispa a finales del siglo XX, que también pusieron su vida en peligro para alertar a Cuba de aquellos actos terroristas, organizados por los terroristas, que pagados por la misma agencia de inteligencia quisieron sembrar el pánico en instalaciones del turismo, y los que todavía hoy andan por el mundo, porque los hay, sacrificando a la familia, para defender la obra que costó la vida a más de 20 mil cubanos.
 No me vengan con el cuento ni de la máscara ni del nombrecito, diga lo que diga el gran solar en que algunos han convertido a la red social de marras, ya no son ni tan secretos, ni tan guapos, según fuentes cercanas hablan hasta por los codos, así que ¿clandestinos, de qué?
 
Clandestinos de qué?

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