Comparto con los amig@s que se asomen por aquí este artículo del amigo e intelectual cubano Enrique
Ubieta Gómez
Un concepto, al parecer sabio, va ganando adeptos entre colegas y
conocidos. Lo he escuchado en diferentes contextos, expuesto –pese a
su naturaleza negadora– en tono sentencioso: nadie tiene la verdad.
Una amiga, que citaba a otro amigo, lo dijo así: la verdad es un
cristal que se deshizo en mil pedazos, en cada persona hay una
pequeña parte. La sentencia trata de espantar los atrincheramientos
dogmáticos y de prevenir a quienes desprecian el diálogo,
pero su reiteración pudiera conducir a un equívoco fatal,
desmovilizador. Diluir la verdad entre todos –y aquí parecen
caber todos, al margen de ideologías o posiciones
políticas– es decretar el fin de su búsqueda, el final
del viaje. Aunque no es absoluta, la verdad sí existe.
conocidos. Lo he escuchado en diferentes contextos, expuesto –pese a
su naturaleza negadora– en tono sentencioso: nadie tiene la verdad.
Una amiga, que citaba a otro amigo, lo dijo así: la verdad es un
cristal que se deshizo en mil pedazos, en cada persona hay una
pequeña parte. La sentencia trata de espantar los atrincheramientos
dogmáticos y de prevenir a quienes desprecian el diálogo,
pero su reiteración pudiera conducir a un equívoco fatal,
desmovilizador. Diluir la verdad entre todos –y aquí parecen
caber todos, al margen de ideologías o posiciones
políticas– es decretar el fin de su búsqueda, el final
del viaje. Aunque no es absoluta, la verdad sí existe.