tomado de http://segundacita.blogspot.com el Blog de Silvio. Publicado el 28 de agosto de 2014
No pasará el pasado
Un día se para Fidel en la Universidad y dice que quienes
pudiéramos acabar con la Revolución somos los revolucionarios. Muchos tenemos
la misma percepción: es nuestra incapacidad para aprender de errores propios y
ajenos, nuestra comodidad y a veces hasta nuestra desidia las que pueden
extinguir el proyecto social más humano y trascendente de nuestra historia. Por
eso aplaudimos la amarga honestidad de ese gran hombre y todo el que tiene un
poco de vergüenza, desde el mínimo espacio que defiende, promete que por allí
no pasará el pasado.
Otro día Fidel define lo que es Revolución:
“…sentido
del momento histórico… cambiar todo lo que debe ser cambiado… igualdad y
libertad plenas… ser tratado y tratar a los demás como seres humanos…
emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos… desafiar
poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional…
defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio…
modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo… luchar con audacia,
inteligencia y realismo… no mentir jamás ni violar principios éticos…
convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza
de la verdad y las ideas...”
Y constatamos la coherencia con la primera frase suya que
cuando niños nos aprendimos de memoria: “Nos casaron con la mentira y nos
obligaron a vivir con ella; por eso nos parece que se hunde el mundo cuando
oímos la verdad; como si no valiera la pena que el mundo se hundiera, antes que
vivir en la mentira”.
Más que razones para volver a decir: por este pedacito
mío no pasará el pasado.
Tiempo después Raúl se para en la Asamblea y se atreve a
decir que su generación está ante la última oportunidad de enrumbar debidamente
el proceso cubano, que hay que acabar con la corrupción, dar la batalla por la
productividad, ahorrar y ser conscientes. No caben dudas de que los
pobres tenemos que saber administrar nuestras parcelas de sueños, es lo que una
realidad de décadas nos restriega en los ojos. Y es por lo que uno repite en
sus adentros: por el punto perdido en el mapa que me corresponde defender, no
pasará el pasado.
Pero llevo tantos años defendiendo, cayendo, levantando, teniendo
hijos, nietos, viendo al mundo emanciparse por momentos e hipotecándose por otros,
y deduzco que quizá alguna parte mía, por muy entrañable que me fuera alguna
vez, pudiera ya ser parte del pasado.
Entonces pienso que me faltan canciones como aquellas por
las que me pegaban “con una soga y con un palo”, como diría Vallejo. Menos mal
que todavía hay jóvenes que cantan nuestras duras realidades. Y me pregunto ¿qué
puedo hacer para cantar con ellos?:
Entonces me sorprendo enumerando en voz alta, como un loco:
Seguir la gira interminable, mi Canción de barrio;
seguir Segunda cita (vocecita) en el éter inmenso;
seguir denunciando lo mal hecho, pésele al sietemesino
que le pese.
En fin: seguir siguiendo, como dicen Tony Guerrero y
Victoriano de las Causas.
Así que por último me digo: por el ínfimo espacio que me
toca no pasará el pasado. Y que la parte de mi que sea inservible y yo no vea, que
algún hermano nos haga el favor de tampoco dejarla pasar.
cancion del pasado
Se negaba una
mujer,
con una mano, a
ir a la cama;
con la otra
entretenía
su pasión
amordazada.
Y las sábanas
tenían
el semblante del
pasado
que, contento,
sonreía.
El vendedor de
ventanas
se negó a darme
la mía,
porque a cambio
no le daba
mis reservas de
alegría.
El pasado estaba
quieto
sobre el almacén
del día.
Lo tenían bien
sujeto.
Veo el pasado
caminando
por casi toda la
ciudad.
Lo veo en la
gente
que se queda y
que se va.
Lo veo en el
rostro de mi hijo,
lo veo en la voz
de mi mujer.
Lo veo a pesar
de que lo veo
sin querer.
El pasado tiene
nombre
de millones de
sujetos,
bebe, come, se
va al cine
y a veces no es
tan viejo.
Tiene un poco de
mi nombre
y otro poco del
de ustedes,
aunque busquemos
el hombre.
Veo el pasado
caminando
por casi toda la
ciudad.
Lo veo en la
gente
que se queda y
que se va.
Lo veo en el
rostro de mi hijo,
lo veo en la voz
de mi mujer,
Lo veo a pesar
de que lo veo
sin querer.
El pasado es el
espectro
de un bufón con
triple cara:
fue de ayer, es
de este día
y será de otra
mañana.
El pasado es ese
insecto
que la música no
apaga.
El pasado es
insurrecto.
Veo el pasado
caminando
por casi toda la
ciudad.
Lo veo en la
gente
que se queda y
que se va.
Lo veo en el
rostro de mi hijo,
lo veo en la voz
de mi mujer.
Lo veo a pesar
de que lo veo
sin querer.
1970
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