Mi generación y otras, antes o después, somos
testigos de acontecimientos que ni siquiera imaginamos.
El 17D
trajo la alegría colosal de tener de regreso en Cuba a Gerardo, Antonio y
Ramón, tres de Los Cinco por lo que tanto luchamos muchas personas de bien en
el mundo.
El anuncio simultaneo por parte de Raúl
Castro, Presidente de Cuba y Barack Obama, presidente de Estados Unidos, del
restablecimiento de relaciones entre ambos países despertó de inmediato múltiples
sentimientos y otros tantos comentarios de todas partes.
Sin dejar lugar a dudas aún constituye
noticia a la cual se le da seguimiento. Unos mejor y otros peor, claro está;
pero ese no es el caso.
De pronto aparecieron entre los disímiles
sectores sociales de la Isla quienes piensan que de inmediato “los americanos”
van a venir a resolver todos los problemas que tenemos en nuestro país, entre
ellos: las carencias asociadas al bloqueo económico y financiero que por más de
50 años impusieron sucesivas administraciones norteamericanas, que es real e
intacto, el inmovilismo de otros, las mentes que no cambian a pesar de los
reiterados llamados de la máxima dirección de la Revolución, los hechos de
corrupción y las ilegalidades que se sucedieron en los últimos años y las
indisciplinas sociales como consecuencia de indolencias y faltas de control,
entre otras.
Por otro lado están los recelosos que no
comprenden bien lo que ocurre, que olvidaron o nunca asimilaron el concepto de
Revolución descrito magistralmente por Fidel Castro, y que entre otros aspectos
reclama “cambiar todo lo que debe ser cambiado”… esos maliciosos que piensan
que Cuba no puede ser capaz de abrirse al mundo sin renunciar ni un ápice a
principios éticos ni a conquistas sociales, innegables, conseguidas a fuerza de
empeños y de lucha centenaria de nuestro pueblo. Algunos que se creen muy astutos
y prefieren dejar las cosas como están para seguir viviendo del cuento. Y la
minoría, esa “oposición” fabricada a cuenta del dinero que viene de enfrente, y
entrenada para subvertir el proceso revolucionario, perfectible, pero que dio a
los cubanos independencia y acceso a derechos elementales del ser humano.
Se ha explicado que estas recientes
conversaciones entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos en el camino del
restablecimiento de las relaciones diplomáticas son pasos para el entendimiento
en cuestiones elementales y necesarias. Que aunque tenemos diferencias, es
posible dialogar en un ambiente de respeto e igualdad de derechos, porque Cuba
con su actuar ostenta prestigio en la arena internacional y, hasta los enemigos
lo reconocen.
Conocemos que en la voluntad del presidente
Obama está el cambio de política hacia Cuba, porque más de 50 años de
hostilidad demostraron lo obsoleto de los métodos.
Pero…el bloqueo está ahí. La Ley de Ajuste
Cubano está ahí.
Me pregunto qué hará Estados Unidos en la
próxima votación de la Organización de Naciones Unidas cuando Cuba presente su
informe sobre la necesidad de poner fin al bloqueo económico y financiero,
documento que cada año es aprobado por la abrumadora mayoría de los países que
integran la ONU?
Me pregunto si seguirán instando a la
emigración ilegal que si llega a suelo norteamericano se adjudica el derecho a
residencia y otros privilegios que no posee ningún otro ciudadano del mundo?
Ante los acontecimientos vividos y los que
están por venir, porque solo es el comienzo del restablecimiento de las
relaciones diplomáticas, no podemos ser ingenuos, ni pensar que todo está
resuelto, ni especular sobre la capacidad de llevar adelante un proceso serio,
a la altura de la inteligencia y la cultura adquirida en tantos años de lucha
de David contra Goliat.
Del acontecer de estos tiempos, de la
voluntad de Cuba de vivir en paz y convivir como buenos vecinos, del derecho a
elegir cómo queremos existir, los cubanos hoy somos privilegiados protagonistas.
Bien dicho Bàrbara, protagonistas. Un abrazo.
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