jueves, 17 de abril de 2014

El Gabo que me conduce…



foto tomada de Cubadebate


  Nunca lo supo. Claro, tal vez lo vi un par de veces por La Habana, ciudad a la que acudía frecuentemente.  Pero me acompañaba siempre.
  Lo llevaba en mi maleta, cuando asistía a las clases de periodismo al edifico de Zapata y G, en la capital de Cuba, allí donde aprendíamos y aprehendíamos el mejor oficio de mundo y compartíamos aulas con futuros filólogos e historiadores del arte.
  Me escolta en noches largas, cuando el sueño no aparece y él dispuesto, detrás de algunas hojas amarillas me revive las ansias de seguir leyendo.
  No es capaz de dejarme sola, si no cabe en la carpeta, tal vez en la cartera negra, o sino lo llevo en los brazos.
  Lo conocía desde casi niña, mi primo mayor y querido tampoco podía, ni puede, estar lejos de Macondo. Ursula es nombre común para ambos y también Melquíades, somos cómplices y, entre muchas cosas comunes, también  distinguimos  al colombiano universal.
  Entonces, por qué pensar  qué se ha ido? Ahora mismo me conduce, justo en mi mesa de noche, bien cerca de la cama por si me despierto…


3 comentarios:

  1. Sí, Bárbara. Eterno Gabo. Un abrazo.-

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  2. Gabriel García Márquez cuenta cómo se editó por primera vez CIEN AÑOS DE SOLEDAD.


    Por fin, a principios de agosto de 1966, Mercedes y yo fuimos a la oficina de correos de la ciudad de México, para enviar a Buenos Aires la versión terminada de Cien años de soledad, un paquete de 590 cuartillas escritas a máquina, a doble espacio y en papel ordinario y dirigidas a Francisco Porrúa, director literario de la editorial Suramericana.

    El empleado del correo puso el paquete en la balanza, hizo sus cálculos mentales y dijo: «Son 82 pesos».

    Mercedes contó los billetes y las monedas sueltas que le quedaban en la cartera, y se enfrentó a la realidad: «Sólo tenemos 53».

    Abrimos el paquete, lo dividimos en dos partes iguales y mandamos una a Buenos Aires, sin preguntar siquiera cómo íbamos a conseguir el dinero para mandar el resto. Sólo después caímos en la cuenta de que no habíamos mandado la primera sino la última parte. Pero antes de que consiguiéramos el dinero para mandarla, ya Paco Porrúa, nuestro hombre en la editorial Suramericana, ansioso de leer la primera mitad del libro, nos anticipó dinero para que pudiéramos enviarla.

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  3. Barbarita:
    No se si saldra algo del 4to aqniversario de Segunda Cita en este blog matancerto ,cubano y de otros lares, pero muy bonito tu relato publicado en Segunda Cita y en el Centro Pablo.

    Por cierto y esas fotos de mi nieto las tienes?, dímelo para ver si puedo recuperarlas.

    Mi mensaje desde lejos solamente tenía el propósito de expresar mi pensamiento y lo que siento por el POETA en mas 45 años que lo sigo y lo seguiré siempre , pero nunca imaginé que fuera el propio Víctor Casaus, ese gran intelectual cubano que tano hace por la cultura el que lo leyera, fue para mí una sorpresa y un honor que nunca busqué.

    Si lo prefieres puedes pasar este mensaje a la próxima entrada que espero sea sobre el encuentro de los segundociteros.

    Un fuerte abrazo.
    Sergio y gracias de nuevo.
    .

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