sábado, 28 de abril de 2018

Feliz 92 veces! (+Fotos)

Silvio
Fotos de Víctor Gabriel Oliva y Kaloian Santos


 Ante los primeros acordes de El Mayor abrió desmesuradamente los ojos y le dijo a la persona que tenía a su lado: - Esa es la que yo quería escuchar! Y se puso a cantar de punta a cabo…”El hombre se hizo siempre…”
Silvia Matamoros, vive en el Consejo Popular de Punta Brava, muy cerca de la Plazoleta XX aniversario donde tuvo lugar el concierto número 92 que el trovador Silvio Rodríguez lleva a los barrios periféricos de La Habana y de otras provincias de Cuba.
Silvia Matamoros, tiene 74 años de edad y dice que escucha a su “tocayo” invariablemente, porque le conmueve la poesía que hay en cada canción, por eso cuando se enteró de que el autor de Ojala se presentaría para los  pobladores de Punta Brava, fue de las primeras en llegar para “agarrar un buen puesto” y no perder el mínimo detalle.

Silvia Matamoros
 A veces sentada (alguien buscó una silla) y la mayor parte de pie, la mujer de piel curtida disfrutó también del dúo Jade, invitados del trovador en esta oportunidad, y de la simbólica presentación del libro Hojas de la Web, que la editorial Vigía, de Matanzas, compuso para Silvio. Una selección de crónicas publicadas por él en su blog Segunda Cita, con la prosa poética que le es afín.
El dúo Jade, con sombrillas 

  Los vínculos de Silvio con la ciudad de ríos y puentes vienen desde hace muchos años, el mismo lo ha contado en sus crónicas, por eso Vigía le devolvió el cariño y entregó su símbolo, una lámpara o quinqué, siempre encendido.
El ejemplar número 1 de Hojas de la Web, y el quinqué, símbolo de Vigía
  La tarde de este último viernes de abril se tornó nublada y alguna lluvia apareció para perderse rápido hacia otros sitios, aunque los vecinos de la intrincada zona habanera, casi limitando con Artemisa, llegaron “pertrechados” con sombrillas y capas, porque quién dijo que un aguacero sería impedimento para disfrutar de cerca la obra de Silvio Rodríguez.
 Una muestra fotográfica del colega Kaloian Santos colgaba en tendedera, los rostros de las Madres de la Plaza de Mayo, en Argentina, claman todavía por los hijos y nietos desaparecidos, con gestos y miradas férreas denuncian el horror que no se olvida.
  Voces multiplicadas corearon "Lula Livre" con fuerza suficiente para que se escuchara más allá del Mar Caribe, en el Sur, a donde los oligarcas encierran una verdad irrebatible.
  Ante la ausencia de Víctor Casaus, quien habitualmente trae a los barrios libros, Agustina Ponce, director de la editorial Vigía concretó el gesto de dejar para los niños y escuelas del entorno textos sanadores de almas.
Niurka González, ese angel que toca flauta
  El trovador, con camisa negra y gorra, regaló piezas inolvidables como Ojala, El Necio, De la ausencia y de ti, La gota de rocío, Sueño con serpientes, El reparador de sueños, entre muchas otras,  y una Pequeña serenata diurna que todavía resuena en la amplia plaza, junto a los prolongados aplausos y gritos de la multitud agradecida por esas horas de fino arte.
  Trovarroco confirma en cada aparición su alto vuelo interpretativo, Jorge Reyes hace “maravillas” con ese contrabajo, escuché decir a un hombre robusto y emocionado; Oliver Valdés es el dueño de la percusión, sin discusión, y Niurka, vuela como un ángel, mientras los sonidos de la flauta o el clarinete se funden con la guitarra irreverente del poeta.
Jorge Reyes con su contrabajo
   Desde hace casi ocho años Silvio y su eficiente equipo de la Oficina Ojala, recorren infaliblemente una vez al mes, salvo los meses que más fuerte azota el verano, barrios cubanos, a donde en ocasiones falta el agua, no existe una adecuada higiene, o por alguna razón la pereza tomó el mando, y no se solucionan dificultades de asuntos puntuales que la gente necesita.
  El arte, el buen arte, es reparador del espíritu, una respuesta contundente ante la banalidad que acecha para apoderarse del espacio. Esta gira interminable, como bien la ha denominado el trovador, rejuvenece el espíritu, conspira en aras del mejoramiento humano.
  Por eso Silvia Matamoros no perdió detalle, aplaudía y se enjugaba las lágrimas, casi concluía el concierto y ella no “podía creer lo que estaba pasando”.
 En un apurado abrazo, cuando todavía asomaban las nubes perversas, expresé a Silvio mi felicidad por estar en aquel sitio mágico, y él, sonriente respondió: “Y yo, feliz 92 veces!”. 
Silvio 
Por suerte casi no hizo falta tanta sombrilla

6 comentarios:

  1. Encantador relato Bárbara. Abrazos desde el sur del continente.

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    1. Sergio gracias por llegar a este pedacito de Cuba, abrazos!

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  2. Lindo relato Barbarita!

    Una pregunta de ignorante, Silvia Matamoros tiene algún ascendiente en el trío matamoros? o simplemente porta apellido?

    Veo mal o esta vez pusieron "techo" en el escenario, será q la última vez se les empaparon mal todos los instrumentos?

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    1. Pato no creo que la "tocaya" del trovador sea descendiente de Miguel Matamoros, sino obviamente me lo hubiera dicho porque estaba muy motivada.
      El viernes estuvo todo el tiempo amenazando lluvia; incluso al inicio del concierto cayeron algunas gotas; solo que el poder de los sagitarios es muy fuerte je je
      besos y abrazos querida amiga

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