lunes, 5 de noviembre de 2018

Carlota: ícono de rebeldía

Una mujer increíble Carlota. Esclava lucumí que se enfrentó a los desmanes de la esclavitud hace 175 años, en el ingenio Triunvirato.


por Bárbara Vasallo y Yenli Lemus
Monumento Al Esclavo Rebelde en Triunvirato, Monumento Nacional


  Ni el mayoral, ni Julián Luis Alfonso Soler, dueño del ingenio Triunvirato, sospecharon que Carlota, la lucumí, protagonizaría la sublevación de más de 250 esclavos aquel cinco de noviembre de 1843, en el actual municipio de Limonar, provincia de Matanzas.

   Armados de palos, piedras, machetes e instrumentos de labranza, aquellos negros explotados, organizados por Carlota, ofrecieron al mundo una lección de rebeldía. Solo los enfermos de la dotación no se levantaron a enfrentar a los amos que imponían largas jornadas laborales y castigos por las más  mínimas infracciones.
   Esa acción rebelde, gestada mediante toque conspirativo de los tambores, se propagó a los ingenios Ácana, La Concepción, San Miguel, San Lorenzo y San Rafael, donde finalmente fue apagada la lucha.
  En un combate muy desigual durante unas dos horas, tropas coloniales bajo el mando del brigadier García Oña aplastaron la revuelta. 
Museo que atesora piezas y mobiliario de le época

  Las mujeres que fueron a la lucha con sus hijos a la espalda, los hombres que laboraban de manera infrahumana en cañaverales, fueron asesinados o castigados severamente. Carlota fue descuartizada.
   Los latigazos y la sacarocracia ya no distinguen el panorama en Triunvirato. Desde el año 1978 el antiguo ingenio constituye Monumento Nacional. El 25 de julio de 1991 quedó instaurado el Conjunto Escultórico que rinde homenaje a los esclavos rebeldes y la figura de una mujer con el brazo extendido, escoltada por dos hombres fornidos y semidesnudos, simboliza a Carlota y su ancestral ansia de independencia y libertad.

   Para Damarys González Benítez, investigadora de lo que es hoy el museo Al esclavo rebelde, conocer cada detalle de los acontecimientos en aquel lugar insertado en la llamada Ruta del Esclavo, constituye constante desafío para trasmitir a presentes y futuras generaciones la verdad de una época oscura y desigual, en la cual el hombre tenedor de tierras y riquezas sentía superioridad para esclavizar a otros seres humanos.
   “Muerte, fuego, libertad” eran las palabras que- según el historiador Antonio Pirala-, gritaban los sublevados mientras se desplazaban de un ingenio a otro, “salvajismo” y “marcha devastadora” fueron frases comunes entre quienes durante el siglo XIX se encargaron de escribir sobre los sucesos, porque el sentido clasista opacaba la comprensión de la causa de los sometidos a paupérrimas condiciones de vida.
  Hoy el antiguo "Triunvirato" expone pruebas irrefutables de los horrores de la esclavitud y dedica tres salas permanentes a quienes en otro acto de insurrección viajaron a Angola a dejar hasta su sangre en aras de un mundo mejor.
  En 1975 los cubanos fueron a Angola en gesto solidario. Allí escribieron páginas heroicas del internacionalismo, principio que defiende la Revolución en la Isa, como un pleno derecho humano. La misión militar, iniciada hace 40 años un cinco de noviembre, llevó el nombre de Carlota.
   Los combatientes internacionalistas de Cuba enarbolaron con dignidad y valor incalculable el nombre de la mujer rebelde, en aquellas tierras africanas desde donde trajeron encadenados a muchos de los esclavos protagonistas de la rebelión de "Triunvirato".
  Ni el mayoral, ni Julián Luis Alfonso Soler, ni el mismísimo brigadier colonial, previeron que desaparecer, descuartizada, a Carlota la convertiría para la eternidad en un ícono de rebeldía.

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