Dentro de un rato estaré con mis alumnos de periodismo celebrando el Día Internacional del Estudiante, fecha que rememora los sucesos de Praga, casi a la mitad del siglo XX.
Mis alumnos llegarán poco a poco, con sus rostros felices, y como el día está caluroso seguramente compartiremos unas "frías" y hoy no hablaremos ni del periodismo especializado, ni de la entrevista en profundidad, hoy seremos colegas festejando un día importante. Ellos tienen la responsabilidad de estudiar para crecer, acceden al nivel superior de la enseñanza por sus méritos, sin pagar un centavo, y luego van a adiestrarse y a trabajar.
Esta tarde prometo que no comentaré de los jóvenes que andan por las calles sin estudio ni trabajo en muchos países del mundo, de los que en Chile todavía buscan acceso gratuito a la educación superior y mejor calidad de las clases en la academia, de los que ocupan Wall Street y son reprimidos por hordas criminales.
Creo que me decidí a postear este contenido, ahora mismo, porque no aguanto las injusticias de este mundo revuelto, mis alumnos, en breve, estarán festejando felices; pero hay otros, en otras latitudes que ni siquiera han comido hoy.
Me revienta la guerra, y Obama, y la dama Clinton, tan fría como la de la Hierro.
El Día del Estudiante, como cualquier día es válido para indignarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario