Celiane es una pequeña y preciosa niña. Es el encanto de su familia y sobrina de una de mis mejores alumnas de quinto año de la carrera de periodismo en la universidad Camilo Cienfuegos de Matanzas. Resulta que a mi alumna le nació desde bien adentro esta crónica que ya publicó la Agencia Cubana de Noticias, y yo se las propongo a quienes pasen por aquí. La tecnología hace milagros,Celiane igual que su tía proceden de una familia honesta y humilde, en Paso del Medio, un sitio que no aparece ni en los mapas; pero en Cuba todo es posible. Ya Celiane está en Internet...
Un libro para Celiane, ¡A desandar la Feria!
texto y foto Yenli Lemus Domínguez
Hoy desandaré las calles de la ciudad de Matanzas -a unos 100 kilómetros al este de La Habana- con una misión importante: recorrer la Feria del Libro para regresar a casa con un volumen oportuno para mi pequeña sobrina.
Creo que el ego de joven estudiante de Periodismo me induce a obtener el privilegio de ser la primera en regalar un tesoro de papel a Celiane, pues teoría y práctica me corroboran el valor que poseen las letras en la formación del carácter y los valores humanos.
Fue en páginas desgastadas por el tiempo donde encontré, a 160 años del natalicio de José Martí, una de sus oportunas frases expuesta en 1883: “Un libro, aunque sea de mente ajena, parece cosa como nacida de uno mismo, y se siente uno como mejorado y agrandado con cada libro nuevo".
En su XXII edición esta urbe de ríos y puentes la fiesta literaria presenta más de 300 títulos de autores nacionales y foráneos para todas las edades, y basta observar el céntrico Parque de la Libertad para percibir alrededor de los estanquillos desde pañoletas azules hasta rígidos bastones.
Buen lugar para mi búsqueda será el Pabellón Infantil “Barquito de Papel”, espacio abierto en la Galería de Arte Pedro Esquerré donde los propios niños presentan las obras que se les dedican, público selectivo y espontáneo que no teme opinar ante un diseño agradable o una palabra compleja.
Conozco que entre las propuestas, se incluyen historias tan ocurrentes como las narradas en Panchi y el ratón astronauta, de Néster Núñez; Leyendas de islas, de Loreley Rebull; El sueño de la lechuza, de Josefina Diego; Polvo de hadas de Carlos Etiel; o Marita y sus amigos, de Mercedes Santos.
No sé aún que casa editora habrá dado a luz el ejemplar que necesito -tal vez la mágica Vigía, o la originalidad local de Matanzas. Sé que pretendo un volumen tan divertido como instructivo, tan imaginativo como verosímil, tan tierno como la sonrisa de los príncipes enanos.
Algunos dudaron de mi cordura al anunciar la búsqueda literaria. ¿Qué importa que mi sobrina aún sea pequeña para aprender a leer?, la Feria Internacional del Libro en Cuba es una fiesta para toda la familia.
Mientras la mirada joven solo repare en las hojas, yo regalaré el sonido de las letras a Celiane, para que con cada sílaba se sienta un poco más grande.
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