Entre mensajes, postales, flores y todo lo que se estila en este mundo del ciberespacio, hay algo que quiero compartir con tod@s y es este regalo especial del entrañable amigo Vicente Feliú. Lo comparto y tal como apareció en mi muro, y agrego infinitas gracias!!!
(las fotos que acompañan este post son del también amigo y super fotógrafo Iván Soca, tomadas el día del concierto de Rey en la Casa del ALBA en La Habana, sede del proyecto Canto de Todos)
En la Casa del ALBA Cultural en La Habana, con la presencia de Abel Prieto, Ministro de Cultura de Cuba |
El papá de Rey tomó la "batuta" |
Vicente escribió: "Como sabes voy a estar muy complicado el domingo, así que aquí va mi regalo, con 50 besos.
CINCUENTA SON
Cincuenta son, pero no duelen tanto.
Duele la voz que se quedó en el llanto
y se quebró.
Duele sufrir los sueños que quedaron sin abrir
esperando vivir.
Cincuenta son las vidas que he vivido
de cara al Sol, buscando un buen sentido,
una razón.
Cincuenta son las muertes que me habrán de arremeter
si me quieren someter.
Cincuenta para bien,
cincuenta para mal,
cincuenta para ti,
y para todo.
Cincuenta son mis nombres, mis destinos,
mis nombramientos, mis dudas, mis caminos,
todo lo que he aprendido y cuánto falta
para hacer de mi vida y canto una esperanza.
Cincuenta son mis años al sendero
morral al hombro, y a fe mi desespero.
Cinco veces por diez mis mandamientos :
hacer el bien y amar, tranquilo, sin aspavientos.
Cincuenta son. Son tantos, y son nada
para creerme asomado a una alborada,
ésa que vendrá un día en la memoria
de éste estiércol de tiempo hermoso de gloria
y odio, con primavera,
a violar las fronteras
de mi corazón.
Alamar, Zona 1. 23 de diciembre de 1996."
CINCUENTA SON
Cincuenta son, pero no duelen tanto.
Duele la voz que se quedó en el llanto
y se quebró.
Duele sufrir los sueños que quedaron sin abrir
esperando vivir.
Cincuenta son las vidas que he vivido
de cara al Sol, buscando un buen sentido,
una razón.
Cincuenta son las muertes que me habrán de arremeter
si me quieren someter.
Cincuenta para bien,
cincuenta para mal,
cincuenta para ti,
y para todo.
Cincuenta son mis nombres, mis destinos,
mis nombramientos, mis dudas, mis caminos,
todo lo que he aprendido y cuánto falta
para hacer de mi vida y canto una esperanza.
Cincuenta son mis años al sendero
morral al hombro, y a fe mi desespero.
Cinco veces por diez mis mandamientos :
hacer el bien y amar, tranquilo, sin aspavientos.
Cincuenta son. Son tantos, y son nada
para creerme asomado a una alborada,
ésa que vendrá un día en la memoria
de éste estiércol de tiempo hermoso de gloria
y odio, con primavera,
a violar las fronteras
de mi corazón.
Alamar, Zona 1. 23 de diciembre de 1996."
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